Sopa de Pollo para Shabat – El Sabor del Hogar Judío

No hay mesa de Shabat que no haya sido bendecida alguna vez con una humeante sopa de pollo, conocida en yidish como «Goldene Yoich», el “caldo dorado”. Este clásico judío ha cruzado generaciones, fronteras y continentes, y sigue siendo el plato reconfortante por excelencia para iniciar la comida del Santo Shabat. Su aroma es sinónimo de hogar.

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Sopa de Pollo para Shabat

Plato Sopa
Cocina ashkenazi, Israel, judía tradicional, sefaradi
Keyword sopa de pollo, sopa de shabat

Ingredientes

  • 1 pollo entero o piezas de pollo preferidas
  • 2 zanahorias grandes
  • 2 ramas de apio
  • papas o nabos al gusto
  • 1 puerro
  • 1 cebolla grande
  • 2 dientes ajo
  • 1 rama perejil
  • 1 rama eneldo opcional, pero muy tradicional
  • Sal al gusto
  • Pimienta negra entera 5-6 granos
  • Agua suficiente para cubrir
  • Opcional: 1 hueso de tuétano para más sabor
  • Opcional: Fideos finos o kneidaj (bolas de matzá) para servir

Elaboración paso a paso

  • Preparar el pollo: Limpia bien el pollo. Si usas solo partes, asegúrate de incluir huesos, ya que aportan sabor y sustancia.
  • Llenar la olla: Coloca el pollo en una olla grande y cúbrelo con agua fría. Lleva a ebullición y retira la espuma que sube a la superficie.
  • Agregar vegetales: Añade las zanahorias, apio, puerro, nabo o papas, cebolla (cortadas a gusto), y ajo.
  • Sazonar: Agrega sal, pimienta negra en grano, perejil y eneldo.
  • Cocinar lentamente: Baja el fuego y deja cocinar entre 1 hora y media a 2 horas. Cuanto más lento, mejor el sabor.
  • Colar el caldo: Retira el pollo y los vegetales. Puedes servirlos aparte o desmenuzar el pollo para ponerlo de vuelta. (opcional)
  • Servir: Añade fideos finos o kneidaj calientes y vierte el caldo encima. ¡A disfrutar!

Variaciones

  • Versión israelí: se puede añadir un toque de cúrcuma o jengibre fresco para un perfil más especiado.

  • Ashkenazí clásica: se sirve con kneidaj (bolas de matzá) durante Pesaj.

  • Sefardí: en algunas casas se le agregan garbanzos o un toque de limón.

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Historia y Origen de la Sopa de Shabat

La sopa de pollo es más que un plato: es un símbolo cultural. En las casas ashkenazíes de Europa del Este, se consideraba un remedio para el cuerpo y el alma. En Shabat, representa la calidez familiar, la salud y la abundancia. Se dice que en cada abuela judía vive una “doctora del caldo”, porque «la sopa de pollo cura todo». Su importancia es tal que se ha ganado el título de “la penicilina judía”.

Ya en el siglo XIX, los rabinos decían en tono de broma que D-os creó la sopa de pollo al día siguiente del maná, porque supo que los judíos, cuando dejaran el desierto, necesitarían un alimento que reconfortara el cuerpo y el alma.

Una historia conocida en el mundo jasídico cuenta que el Rebe de Belz, durante una fría noche de Shabat en Galicia, pidió que le sirvieran sopa de pollo al concluir la cena. Alguien preguntó si era por hambre. Él respondió:

«No es por hambre. Es por memoria. Cada cucharada me lleva a la voz de mi madre rezando mientras cocinaba, a la luz cálida del Shabat de mi infancia… a todo lo que me hace seguir siendo judío, incluso en este exilio.«

Incluso en tiempos de guerra y escasez, cuando no había pollo, las familias usaban huesos, un poco de grasa, o simplemente vegetales para crear una versión simbólica de la sopa. Lo importante no era tanto el lujo de los ingredientes, sino la intención sagrada de preparar un alimento para el Shabat.

Y aún hoy, en muchas casas judías —ya sea en Jerusalén, Nueva York o Buenos Aires— una buena sopa de pollo sigue marcando la transición del tiempo común al tiempo sagrado.

Se sirve primero, antes del plato fuerte, como se sirve un relato antes del mensaje central. Porque la sopa es eso: una introducción a la memoria judía hecha plato caliente.

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